VILLA CONSUELO
Alertan de que podría ocurrir otra desgracia donde murieron madre e hija electrocutadas
ASEGURAN EL ALAMBRE SÓLO FUE EMPATADO CON OTRO
Pese a las decisiones tomadas por la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) para enmendar la tragedia en la que una madre y su hija murieron electrocutadas por un cable que colgaba roto en la calle María de Toledo en Villa Consuelo, los moradores de la zona alertan del peligro que permanece en el lugar, por la solución encontrada por las brigadas que repararon el tendido: empatar el pequeño alambre con otro.
Al pasar por el lugar se pueden visualizar los puntos de empate del alambre que cobró la vida a una bebita y su madre y dejó herida a otra niña de 4 años.
“Podría ocurrir otra desgracia”, destaca Francisco Delgado, empleado de un taller de desabolladura frente al que estaba colgado el cable.
Cuenta que todavía se siente nervioso por el hecho y que no logra sacar de su mente el momento en el que la mujer, a la que pocos conocían en la zona, “por despegar a la niña se electrocutó y se estrelló con la pared”.
No termina de entender las razones por las cuales la brigada de la Distribuidora de Electricidad del Este, a quien en la mañana de ese viernes le habían pedido retirar el cable, nunca volvió: “La mujer y la niña estarían vivas”, repite par así mismo.
Al ser entrevistado por el listindiario.com, Delgado dijo que con la decisión del vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, Celso Marranzini, no se hace justicia, que para que el caso quede resuelto se debe entregar la brigada y someterla por su falta.
Ese viernes
La madre había sido alertada por quienes se encontraban cerca, de que se cuidara de no topar el cable de electricidad, que desde la mañana del viernes colgaba a cuatro pies de la acera, pero al pasar justo al lado, la niña de cuatro años que caminaba con ella y otra de meses que cargaba en los brazos bajó la cabeza y lo tocó.
Un niño de 11 años, hijo del dueño del taller de desabolladura y pintura “Enríque” de la calle María de Toledo, predijo la acción de la niña y le gritó varias veces “no lo topes”, pero, como si fuera un juego, puso su pequeña mano sobre éste.
Su madre, quien la conducía sin tomarla del brazo, la quiso despegar del alambre, salvándole la vida, pero perdiendo la suya y la de la niña que llevaba cargada.
El niño es el mayor testigo del hecho y narra que ese día, desde la mañana, había avisado a otro niño y a otra madre con su hijo, de que se cuidaran al pasar por el lugar; de no topar el cable delgado y peligroso.
“Pusimos basura alrededor del cable para que nadie pasara, pero luego la quitamos y colocamos una silla justo debajo de él”, explica el propietario del taller y padre del niño, que prefirió reservar su nombre, al destacar los intentos de todos los vecinos por preservar la vida de los transeúntes durante todo ese día.
“Ella iba al colmado a comprar una compota. Llamamos como 50 veces ese día reportando el cable, pero nadie vino hasta después que se electrocutaron”, dijo Miguel Antonio Peña, quien reside con su abuela frente al lugar donde ocurrió la tragedia.
Lamentó el hecho y dijo que los que estaban presentes no olvidarán nunca ese momento, que “intentan borrar”
“Mi abuela está frustrada. No sale de la casa, ya no quiere dar entrevistas. Dice que ya no quiere hablar de eso”, agregó.
Al pasar por el lugar se pueden visualizar los puntos de empate del alambre que cobró la vida a una bebita y su madre y dejó herida a otra niña de 4 años.
“Podría ocurrir otra desgracia”, destaca Francisco Delgado, empleado de un taller de desabolladura frente al que estaba colgado el cable.
Cuenta que todavía se siente nervioso por el hecho y que no logra sacar de su mente el momento en el que la mujer, a la que pocos conocían en la zona, “por despegar a la niña se electrocutó y se estrelló con la pared”.
No termina de entender las razones por las cuales la brigada de la Distribuidora de Electricidad del Este, a quien en la mañana de ese viernes le habían pedido retirar el cable, nunca volvió: “La mujer y la niña estarían vivas”, repite par así mismo.
Al ser entrevistado por el listindiario.com, Delgado dijo que con la decisión del vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, Celso Marranzini, no se hace justicia, que para que el caso quede resuelto se debe entregar la brigada y someterla por su falta.
Ese viernes
La madre había sido alertada por quienes se encontraban cerca, de que se cuidara de no topar el cable de electricidad, que desde la mañana del viernes colgaba a cuatro pies de la acera, pero al pasar justo al lado, la niña de cuatro años que caminaba con ella y otra de meses que cargaba en los brazos bajó la cabeza y lo tocó.
Un niño de 11 años, hijo del dueño del taller de desabolladura y pintura “Enríque” de la calle María de Toledo, predijo la acción de la niña y le gritó varias veces “no lo topes”, pero, como si fuera un juego, puso su pequeña mano sobre éste.
Su madre, quien la conducía sin tomarla del brazo, la quiso despegar del alambre, salvándole la vida, pero perdiendo la suya y la de la niña que llevaba cargada.
El niño es el mayor testigo del hecho y narra que ese día, desde la mañana, había avisado a otro niño y a otra madre con su hijo, de que se cuidaran al pasar por el lugar; de no topar el cable delgado y peligroso.
“Pusimos basura alrededor del cable para que nadie pasara, pero luego la quitamos y colocamos una silla justo debajo de él”, explica el propietario del taller y padre del niño, que prefirió reservar su nombre, al destacar los intentos de todos los vecinos por preservar la vida de los transeúntes durante todo ese día.
“Ella iba al colmado a comprar una compota. Llamamos como 50 veces ese día reportando el cable, pero nadie vino hasta después que se electrocutaron”, dijo Miguel Antonio Peña, quien reside con su abuela frente al lugar donde ocurrió la tragedia.
Lamentó el hecho y dijo que los que estaban presentes no olvidarán nunca ese momento, que “intentan borrar”
“Mi abuela está frustrada. No sale de la casa, ya no quiere dar entrevistas. Dice que ya no quiere hablar de eso”, agregó.