lunes, 14 de junio de 2010

VULNERABILIDAD
Delincuencia azota al sector La Ciénaga
VECINOS DICEN QUE USAN UN SOLAR BALDÍO PARA COMETER FECHORÍAS



  • Protección. A pesar de ser un barrio “seguro”, la vigilancia policial en el sector es demandada por los moradores de La Ciénaga.
Bethania Apolinar
bethania.apolinar@listindiario.com
Santo Domingo
Los moradores del sector La Ciénaga, a orillas del río Ozama, tienen una nueva preocupación: un solar baldío que sirve de refugio a delincuentes, drogadictos y personas inescrupulosas, que utilizan su espacio para llevar a cabo todo tipo de fechorías.
“Ahí se esconden los ladrones, ahí se viola, ahí vienen a fumar drogas más de 200 personas todos los días”, denunció Marcos Medina, uno de los vecinos del lugar, quien aseguró que el terreno tiene una extensión aproximada de 15 ó 20 tareas, y que al interior del mismo se puede encontrar delincuentes que tienen camas y colchones para ir a recrearse y a “fumar”.
Las niñas y adolescentes que residen en las proximidades del solar se mantienen atemorizadas y al asecho porque corren el riesgo de ser abusadas por delincuentes que merodean el área.
“De ahí han salido adolescentes adoloridas, porque han sido abusadas, heridas, asustadas, y abandonadas a su suerte en ese monte, sin que las autoridades se interesen en pone fin a esa situación”, dijo una señora que pidió omitir su nombre.
A esto se suma lo cercano que está el río Ozama de sus viviendas que, principalmente en temporada ciclónica, pone en riesgo su vida y la de los suyos.
Sin embargo, el hecho de que los organismos de socorro no hayan planifi cado con plan de contingencia para saber qué hacer ante la presencia de un evento o un fenónome atmosférico, no les preocupa tanto como el peligro que para ellos representa vivir cercano al terreno abandonado Vecinos con más de 20 años viviendo en La Ciénaga aseguran que es dífícil que el río Ozama se salga de su caudal, por lo que coinciden en señalar que lo más preocupante para ellos es el riesgo que corren con el terreno que permanece abierto a todo tipo de transeúnte que quiera penetrar a su interior.
“Lo más preocupante para nosotros que tenemos hijos pequeños son los drogadictos, porque esa gente se fuman la droga encima de uno”, manifestó Marianela Peralta, madre de cuatro niños con edades entre tres y 10 años.