Los tres primeros mineros dados de alta del
hospital disfrutan el viernes de su nueva vida como héroes nacionales,
mientras se conocen versiones de que los 33 acordaron silenciar por
ahora los detalles de su odisea para poder dividirse equitativamente los
beneficios de su súbito estrellato.
Eso explicaría porqué ninguno ha hablado en extenso ni revelado los dramáticos detalles de los 69 días atrapados a 700 metros bajo el desierto de Atacama.
Ximena Reygadas, hija de Omar Reygadas, electricista de 56 años, contó el viernes en una entrevista que su padre le había dicho horas antes que los mineros decidieron dividir todas las ganancias.
"Nos dijo que toda la plata que ganen de entrevistas y salidas en televisión y todo este tipo de cosas las van a repartir entre los mineros mismos", dijo Ximena. "Dijo también que nosotros no podemos decir cosas a los medios sin el permiso de ellos. Dijo que ellos tienen que decidir lo que podemos decir a los medios."
Cientos de reporteros abandonaron la mina y bajaron a esta polvorienta capital regional la víspera después que el mundo vio asombrado su rescate virtualmente impecable a través de un estrecho túnel cavado en un mes.
Un capataz de la mina San José, cercano a varios de los mineros, dijo a la Associated Press que ellos contrataron un contador para llevar la cuenta de los ingresos por apariciones públicas y distribuirlos.
"Y mas que nada yo creo que va por el tema de cobrar derechos de todo lo que se ha mostrado de su vida personal, de su epopeya. Así, se aseguraron", dijo Pablo Ramírez.
Ramírez, de 29 años, había descendido a las entrañas de la mina inmediatamente después del derrumbe del 5 de agosto, en un vano intento de llegar hasta sus compañeros atrapados.
"Ellos van a estar muy celosos por el tema y van a hablar todo en grupo", agregó, mientras bebe soda con ron en un restaurante.
Ramírez, que perdió su empleo junto con unos 360 otros trabajadores de la mina, porque el gobierno la cerró por insegura, dijo que tiene buenas posibilidad de conseguir otro trabajo, pero que sus compañeros rescatados son probablemente los individuos mas requeridos del planet.
Un empresa griega quiere llevarlos a las asoleadas islas del mar Egeo. Equipos de fútbol de Madrid, Manchester y Buenos Aires quieren llevarlos a sus estadios. El presidente boliviano los invitó a su palacio. El animador Don Francisco quiere que vayan a su popular programa "Sabado Gigante" en Miami.
El viernes, aún luciendo los elegantes anteojos diseñados para ayudarlos a readecuarse a la luz del sol, los mineros posaron en batas de hospital con el presidente Sebastián Piñera.
La solidaridad les ayudó a sobrevivir a la angustia e incertidumbre de estar atrapados bajo 700.000 toneladas de roca que colapsó en el centro mismo de la mina, una zona que según Ramírez todos consideraban más segura porque es donde la rampa de 8 kilómetros baja.
Durante los primeros 17 días nadie sabía si "los 33 "estaban con vida.
Después que se logró contacto, un equipo de sicólogos del gobierno comenzó a trabajar con ellos en un gran programa de ingeniería social, dividiéndolos en grupos, asignándoles turnos de trabajo y sueño, decidiendo las películas y televisión que podían ver. Incluso se les prohibió recibir iPods por el ducto de unos 15 centímetros por el que se les enviaban suministros y constituía su línea de vida.
El principal sicólogo, Alberto Iturra, dejó poco al azar y los médicos dicen que el estado de los mineros es excelente. Se espera que todos abandonen el hospital el fin de semana. El doctor Jorge Montes, subdirector del Hospital Regional de Copiapó, dijo que no detectaron ningún problema sicológico o médico.
Ramírez, acostumbrado al peligro en su trabajo, se ríe de que se diga que necesitan tratamiento sicológico. "Cuando hablamos por primera vez con los mineros abajo, con los compañeros... nos dijeron 'Pablito, no queremos un viejo tal por cual de psicólogo'. Es que no estaban mal, psicológicamente no estaban mal", dijo.
Pero otra cosa es ser izados a la luz desde las oscuras cámaras de la mina y aprender de la noche a la mañana como manejarse con la fama instantánea.
Pocas semanas antes del rescate, el sub-coordinador, René Aguilar, de la empresa cuprera estatal Codelco explicó a un reportero de AP porqué se hacía público tan poco vídeo de los mineros: "Este no es un 'reality show' de televisión", dijo.
Pero podría fácilmente inspirar uno. Está claro que en Hollywood había planes aún antes de que se enfriaran las ruedas de la cápsula de escape.
Nunca nadie antes sobrevivió tanto tiempo bajo tierra.
Una de las historias mas emotivas debe ser la de Luis Urzúa, jefe del turno, cuyo estricto racionamiento de los alimentos permitió a los mineros sobrevivir hasta que llegó ayuda. Según detalles que los mineros contaron a sus familias, el racionamiento al parecer fue más extremo de lo que se pensaba.
Alberto Sepúlveda, tras reunirse con su hermano rescatado, Darío, dijo que éste le señaló que sólo tenían 10 latas de atún y agua para compartir, pero que no es verdad que tenían leche en polvo, porque estaba vencida.
Otros familiares dijeron que las latas de atún eran del tamaño de la mitad de una botella de soda y la única agua que tenían sabía a petróleo.
Los mineros dijeron a familiares que su subida a la superficie fue tan tranquila como en elevador de un rascacielos.
El rescate fue planeado meticulosamente para proporcionar la máxima seguridad, pero los rescatistas y los mineros decidieron el miércoles desechar algunas medidas y la prensa nunca lo supo.
Por ejemplo, se desechó a último minuto el plan de monitorear el rostro de cada minero al subir para detectar posible pánico. Tampoco se los mantuvo en comunicación oral con los rescatistas, porque se prescindió de la cámara en la cápsula y del cable de fibra óptica que habría colgado los 622 metros hasta el fondo.
Los mineros dijeron que estaban bien y sólo querían salir, explicó Fabricio Morales, técnico la división de comunicaciones de Codelco, la cuprera estatal que realizó el rescate.
Las causas del derrumbe se están investigando, pero un alto funcionario de Codelco dijo la AP, hablando en condición de anonimato, que los dueños de la mina habían sido omisos por años y la mina carecía de postes de soporte. Ramírez reconoció eso y 27 veintisiete de los 33 mineros demandaron a los dueños.
Los mineros dijeron que se sintió como un terremoto cuando se produjo el derrumbe encima de ellos, llenando la parte inferior de un polvo sofocante, Pasaron tres horas antes de que pudieran ver, dijo Urzúa.
A muchos les costaría comprender porqué alguno de los mineros quera volver a un socavón. Pero la mayoría no conoce otro trabajo.
Ramírez dijo que algunos podrán usar otros talentos, y ganar mucho dinero ahora que son famosos, pero cree que la mayoría volverá a las minas.
Un accidente en Chile central la noche del jueves recordó a Ramírez el peligro potencial de su trabajo. Un minero de 26 años fue aplastado por un a roca en la el yacimiento Botón de Oro, en la comuna de Petorca, dijo el gobernador Fonzalo Miquel a la televisión estatal.
Eso explicaría porqué ninguno ha hablado en extenso ni revelado los dramáticos detalles de los 69 días atrapados a 700 metros bajo el desierto de Atacama.
Ximena Reygadas, hija de Omar Reygadas, electricista de 56 años, contó el viernes en una entrevista que su padre le había dicho horas antes que los mineros decidieron dividir todas las ganancias.
"Nos dijo que toda la plata que ganen de entrevistas y salidas en televisión y todo este tipo de cosas las van a repartir entre los mineros mismos", dijo Ximena. "Dijo también que nosotros no podemos decir cosas a los medios sin el permiso de ellos. Dijo que ellos tienen que decidir lo que podemos decir a los medios."
Cientos de reporteros abandonaron la mina y bajaron a esta polvorienta capital regional la víspera después que el mundo vio asombrado su rescate virtualmente impecable a través de un estrecho túnel cavado en un mes.
Un capataz de la mina San José, cercano a varios de los mineros, dijo a la Associated Press que ellos contrataron un contador para llevar la cuenta de los ingresos por apariciones públicas y distribuirlos.
"Y mas que nada yo creo que va por el tema de cobrar derechos de todo lo que se ha mostrado de su vida personal, de su epopeya. Así, se aseguraron", dijo Pablo Ramírez.
Ramírez, de 29 años, había descendido a las entrañas de la mina inmediatamente después del derrumbe del 5 de agosto, en un vano intento de llegar hasta sus compañeros atrapados.
"Ellos van a estar muy celosos por el tema y van a hablar todo en grupo", agregó, mientras bebe soda con ron en un restaurante.
Ramírez, que perdió su empleo junto con unos 360 otros trabajadores de la mina, porque el gobierno la cerró por insegura, dijo que tiene buenas posibilidad de conseguir otro trabajo, pero que sus compañeros rescatados son probablemente los individuos mas requeridos del planet.
Un empresa griega quiere llevarlos a las asoleadas islas del mar Egeo. Equipos de fútbol de Madrid, Manchester y Buenos Aires quieren llevarlos a sus estadios. El presidente boliviano los invitó a su palacio. El animador Don Francisco quiere que vayan a su popular programa "Sabado Gigante" en Miami.
El viernes, aún luciendo los elegantes anteojos diseñados para ayudarlos a readecuarse a la luz del sol, los mineros posaron en batas de hospital con el presidente Sebastián Piñera.
La solidaridad les ayudó a sobrevivir a la angustia e incertidumbre de estar atrapados bajo 700.000 toneladas de roca que colapsó en el centro mismo de la mina, una zona que según Ramírez todos consideraban más segura porque es donde la rampa de 8 kilómetros baja.
Durante los primeros 17 días nadie sabía si "los 33 "estaban con vida.
Después que se logró contacto, un equipo de sicólogos del gobierno comenzó a trabajar con ellos en un gran programa de ingeniería social, dividiéndolos en grupos, asignándoles turnos de trabajo y sueño, decidiendo las películas y televisión que podían ver. Incluso se les prohibió recibir iPods por el ducto de unos 15 centímetros por el que se les enviaban suministros y constituía su línea de vida.
El principal sicólogo, Alberto Iturra, dejó poco al azar y los médicos dicen que el estado de los mineros es excelente. Se espera que todos abandonen el hospital el fin de semana. El doctor Jorge Montes, subdirector del Hospital Regional de Copiapó, dijo que no detectaron ningún problema sicológico o médico.
Ramírez, acostumbrado al peligro en su trabajo, se ríe de que se diga que necesitan tratamiento sicológico. "Cuando hablamos por primera vez con los mineros abajo, con los compañeros... nos dijeron 'Pablito, no queremos un viejo tal por cual de psicólogo'. Es que no estaban mal, psicológicamente no estaban mal", dijo.
Pero otra cosa es ser izados a la luz desde las oscuras cámaras de la mina y aprender de la noche a la mañana como manejarse con la fama instantánea.
Pocas semanas antes del rescate, el sub-coordinador, René Aguilar, de la empresa cuprera estatal Codelco explicó a un reportero de AP porqué se hacía público tan poco vídeo de los mineros: "Este no es un 'reality show' de televisión", dijo.
Pero podría fácilmente inspirar uno. Está claro que en Hollywood había planes aún antes de que se enfriaran las ruedas de la cápsula de escape.
Nunca nadie antes sobrevivió tanto tiempo bajo tierra.
Una de las historias mas emotivas debe ser la de Luis Urzúa, jefe del turno, cuyo estricto racionamiento de los alimentos permitió a los mineros sobrevivir hasta que llegó ayuda. Según detalles que los mineros contaron a sus familias, el racionamiento al parecer fue más extremo de lo que se pensaba.
Alberto Sepúlveda, tras reunirse con su hermano rescatado, Darío, dijo que éste le señaló que sólo tenían 10 latas de atún y agua para compartir, pero que no es verdad que tenían leche en polvo, porque estaba vencida.
Otros familiares dijeron que las latas de atún eran del tamaño de la mitad de una botella de soda y la única agua que tenían sabía a petróleo.
Los mineros dijeron a familiares que su subida a la superficie fue tan tranquila como en elevador de un rascacielos.
El rescate fue planeado meticulosamente para proporcionar la máxima seguridad, pero los rescatistas y los mineros decidieron el miércoles desechar algunas medidas y la prensa nunca lo supo.
Por ejemplo, se desechó a último minuto el plan de monitorear el rostro de cada minero al subir para detectar posible pánico. Tampoco se los mantuvo en comunicación oral con los rescatistas, porque se prescindió de la cámara en la cápsula y del cable de fibra óptica que habría colgado los 622 metros hasta el fondo.
Los mineros dijeron que estaban bien y sólo querían salir, explicó Fabricio Morales, técnico la división de comunicaciones de Codelco, la cuprera estatal que realizó el rescate.
Las causas del derrumbe se están investigando, pero un alto funcionario de Codelco dijo la AP, hablando en condición de anonimato, que los dueños de la mina habían sido omisos por años y la mina carecía de postes de soporte. Ramírez reconoció eso y 27 veintisiete de los 33 mineros demandaron a los dueños.
Los mineros dijeron que se sintió como un terremoto cuando se produjo el derrumbe encima de ellos, llenando la parte inferior de un polvo sofocante, Pasaron tres horas antes de que pudieran ver, dijo Urzúa.
A muchos les costaría comprender porqué alguno de los mineros quera volver a un socavón. Pero la mayoría no conoce otro trabajo.
Ramírez dijo que algunos podrán usar otros talentos, y ganar mucho dinero ahora que son famosos, pero cree que la mayoría volverá a las minas.
Un accidente en Chile central la noche del jueves recordó a Ramírez el peligro potencial de su trabajo. Un minero de 26 años fue aplastado por un a roca en la el yacimiento Botón de Oro, en la comuna de Petorca, dijo el gobernador Fonzalo Miquel a la televisión estatal.