Haití se levanta sobre escombros reciclados
PETION VILLE EMPIEZA A DESPEJAR SUS LUGARES PÚBLICOS
En un estrecho pasaje del barrio Morne Lazard,
en las laderas de Petion Ville, una fila de obreros hace lo que los
haitianos han estado haciendo hasta ahora desde el día que siguió al
terremoto del año pasado: remueven como una herida difícil de
cicatrizar, los escombros que aún quedan en la ciudad devastada aquel 12
de enero.
La diferencia con los primeros días es que esta vez la gente parece estar mejor organizada; muchos ya viven en albergues temporales hasta que puedan reparar sus casas (o reconstruirlas) y cada vez más personas se marchan de los campamentos donde todavía residen, sin embargo, algo más de medio millón de damnificados.
Incluso el manejo de los escombros ha mejorado y 1,630 metros cúbicos son retirados cada día sólo en Morne Lazard, donde habitan unas 150,000 personas. Los desechos son reciclados en trituradoras que convierten gigantescos trozos de cemento en gravilla para carreteras y bloques que serán usados en la edificación de nuevas viviendas.
Literalmente, Puerto Príncipe resurge poco a poco de sus propias ruinas.
“El plan de Estados Unidos y de los países donantes desde el terremoto es trabajar en coordinación con el gobierno haitiano para conseguir que éste cumpla con sus propias metas y para que Haití sea un lugar de desarrollo sostenible y estable”, comentó a LISTÍN DIARIO Jon E. Piechowski, consejero de Asuntos Públicos de la Embajada de Estados Unidos en Haití.
Piechowski dijo que el Congreso de su país aprobó 1,150 millones de dólares en ayuda para dos años, de los cuales 700 millones de dólares ya están comprometidos en proyectos hasta el 2012, incluyendo la instalación de una planta de generación eléctrica en Caracol, una localidad del norte del país, con capacidad para 10 megavatios, y la construcción -en el mismo lugar- de 5,000 casas para sus habitantes.
“Los haitianos merecen un futuro con dignidad”, dijo el diplomático.
El 12 de enero del 2010, a las 4:53 de la tarde, Puerto Príncipe y el sur de Haití fueron sacudidos por un terremoto que en cuestión de segundos mató a 222.570 personas, dejó a un millón trescientos mil sin hogares y provocó daños materiales por 7.900 millones de dólares, el 120% del PIB de Haití del 2009.
La Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), el organismo que administra la ayuda internacional, ha dicho que el terremoto de enero destruyó 105.000 casas en todo el país, 25,000 más de lo que calculó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“La gente no puede regresar si no hay lugar”, dijo a LISTÍN DIARIO Benjamin Krouse, de J/P HRO, la organización humanitaria del actor estadounidense Sean Penn, que desde enero del año pasado se dedica a demoler estructuras destruidas por el sismo y a recoger escombros.
Krouse comentó que J/P HRO, con fondos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y de otros donantes, ya ha derribado sesenta casas en Morne Lazard, entre los siete barrios en los que interviene, y donde ha podido retirar 40,000 toneladas de escombros.
Además, la organización - como hace ahora la mayoría- contrata por diez y quince dólares diarios a las mismas personas que viven en el lugar para retirar los restos del sismo que creó algo de diez millones de metros cúbicos de escombros.
El gobierno haitiano ha identificado a la remoción de escombros y su manejo como una de las principales prioridades para el proceso de recuperación, y según un reciente informe del PNUD, 2.85 millones de metros cúbicos de materiales fueron retirados en el 2010, además de otros 1.25 millones removidos en lo que va de este año.
La tarea se realiza a través del Grupo de Gestión de Residuos, una plataforma de coordinación en la que intervienen el gobierno, la ONU, Estados Unidos y otros actores internacionales y nacionales que trabajan en el manejo de los escombros.
La iniciativa, que se concentró en los barrios, ha permitido la eliminación de unos 650,000 metros cúbicos de escombros combinando el uso de “maquinaria pesada y mano de obra de alta intensidad” para eliminar y reciclar los residuos que quedan en la forma más eficaz y eficiente.
“Tratamos de transformar una situación negativa en una positiva”, dijo a LISTÍN DIARIO Henri-Francois Morand, jefe de unidad del PNUD.
“Buscamos crear empleos sostenibles dentro del proyecto; hay cierto número de mujeres que para nosotros es importante”, agregó el representante del organismo que lleva a cabo tres programas integrales de manejo de escombros en Puerto Príncipe y Léogâne, 29 kilómetros al oeste de la capital (y lugar del epicentro del terremoto del 2010), con un presupuesto total de unos 50 millones de dólares.
A mediados de octubre, la ONU informó que el 50% de los escombros que causó el terremoto habían sido retirados: más del 40% en una operación a gran escala y otro 10% por los propios propietarios de las viviendas y por empresas privadas.
Además, calculó que al menos el 50% de los desechos retirados podía ser reutilizado en la reconstrucción de viviendas, la reparación de carreteras y la mejora de barrios con mano de obra haitiano, igual a las 7,000 personas que capacitó y contrató para retirar los desechos, reciclar el material y para reparar viviendas.
“La vida es ahora como antes del terremoto”, dijo a LISTÍN DIARIO Augustin Frantzi, de 45 años, sentado en una banca de la plaza Saint Pierre, en el corazón de Petion Ville, donde ahora sólo quedan 19 familias de las 526 familias (cerca de 4,000 personas) que vivían en el lugar después del sismo de enero.
Saint Pierre, que tras el desastre se convirtió en uno de los primeros espacios públicos ocupados, es ahora un símbolo de la reconstrucción de Haití.
“Petion Ville dio el ejemplo”, sentenció con orgullo el viernes pasado, en un acto en la plaza a la que asistió el propio presidente Michel Martelly, y la alcaldesa de este municipio de clase media y media alta, Claire Lydie Parent.
“Hoy Petion Ville es un modelo para otras víctimas de otros lugares”, dijo Parent a LISTÍN DIARIO dos días antes en su oficina de la capital haitiana.
La alcaldesa explicó que el municipio, donde el terremoto destruyó entre 300 y 400 casas, se convirtió en albergue de gente proveniente de otros lugares de la capital como Delmas y la zona baja de Puerto Príncipe, debido a la falta de ayuda en sus propias comunidades.
El programa que permitió el desalojo de la plaza Saint Pierre se denominó 16/6 y fue patrocinado por el USAID y por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre otras entidades.
Luc Ondoua, encargado de operaciones de la OIM, explicó a LISTÍN DIARIO que el programa consiste en entregar 500 dólares a propietarios de viviendas para que alquilen sus casas a los damnificados durante un período determinado.
“Las oportunidades existían, pero la gente no tenía dinero para pagar”, dijo Ondoua, aunque advirtió que cuando se acaben los fondos, la situación de los ex ocupantes de la plaza Saint Pierre será responsabilidad del gobierno, igual que de la plaza Boyer, también en Petion Ville, donde otras 651 familias de 750 esperan la misma ayuda.
En el mismo municipio, en el barrio de Nerette, la organización Cáritas de Estados Unidos ha construido albergues provisionales de madera para 800 familias y lleva a cabo un programa de préstamos para pequeños empresarios como Veronique Paul, de 60 años, que compró una máquina de coser que la ayuda a sobrevivir.
En Nerette, recordado por el desplome de una escuela en el 2008 que mató a cerca de 70 niños, Cáritas también paga a personas de la comunidad para realizar labores de reconstrucción, y en la escuela Lea Cocoye, la misma que se desplomó hace cuatro años ahora reconstruida, la organización católica ha levantado letrinas para los cerca de sus cien alumnos.
“Vamos a ayudar a la gente para que regrese a sus lugares de origen”, dijo a LISTÍN DIARIO Bill Gelfeld, jefe de Cáritas en Nerette, con unos 10,000 habitantes, y del proyecto iniciado en este lugar recién en marzo pasado.
A fines de este mes, Cáritas habrá construido un total de 10,710 casas para beneficiar a 53,000 personas en ésta y otras cinco zonas de Puerto Príncipe.
“La gente no quiere perder una pulgada de su terreno”, dijo a LISTÍN DIARIO Brian Planas, ingeniero a cargo de un proyecto de la organización Miyamoto, que trabaja junto a Aram Khachadurian, de CHF Internacional en la construcción de casas permanentes y temporales y en la habilitación de vías en el barrio de Ravine Pintade, en Petion Ville.
El proyecto, que se ejecuta con fondos del USAID, de la Cruz Roja y de la Fundación Panamericana de Desarrollo (PDF), entre otros, ha beneficiado a 600 familias a través de la construcción de 75 casas con estructura de metal de dos pisos además de 200 casas de madera, y la remoción hasta la fecha de 25,000 metros cúbicos de escombros.
CHF también habilita una calle que comunicará a Delmas con la Panamericana, dos avenidas de vital importancia para el desarrollo comercial y para la realización de las actividades cotidianas en la ciudad.
Pero la magnitud del desastre es muy superior a los avances que se han logrado a la fecha en Puerto Príncipe, donde menos del 10% de la ciudad se ha reconstruido y el mejoramiento del catastro público es sólo un ambicioso proyecto.
Además, aún quedan grandes campamentos para damnificados como el Campo de Golf, cerca de Petion Ville, la zona del aeropuerto internacional Toussait Louverture, y Champ de Mars, frente al todavía destruido Palacio Nacional, en los que en conjunto viven más cien mil personas.
“Antes del terremoto habían graves problemas que aumentaron después del terremoto”, dijo Planas, el ingeniero de Miyamoto.
La diferencia con los primeros días es que esta vez la gente parece estar mejor organizada; muchos ya viven en albergues temporales hasta que puedan reparar sus casas (o reconstruirlas) y cada vez más personas se marchan de los campamentos donde todavía residen, sin embargo, algo más de medio millón de damnificados.
Incluso el manejo de los escombros ha mejorado y 1,630 metros cúbicos son retirados cada día sólo en Morne Lazard, donde habitan unas 150,000 personas. Los desechos son reciclados en trituradoras que convierten gigantescos trozos de cemento en gravilla para carreteras y bloques que serán usados en la edificación de nuevas viviendas.
Literalmente, Puerto Príncipe resurge poco a poco de sus propias ruinas.
“El plan de Estados Unidos y de los países donantes desde el terremoto es trabajar en coordinación con el gobierno haitiano para conseguir que éste cumpla con sus propias metas y para que Haití sea un lugar de desarrollo sostenible y estable”, comentó a LISTÍN DIARIO Jon E. Piechowski, consejero de Asuntos Públicos de la Embajada de Estados Unidos en Haití.
Piechowski dijo que el Congreso de su país aprobó 1,150 millones de dólares en ayuda para dos años, de los cuales 700 millones de dólares ya están comprometidos en proyectos hasta el 2012, incluyendo la instalación de una planta de generación eléctrica en Caracol, una localidad del norte del país, con capacidad para 10 megavatios, y la construcción -en el mismo lugar- de 5,000 casas para sus habitantes.
“Los haitianos merecen un futuro con dignidad”, dijo el diplomático.
El 12 de enero del 2010, a las 4:53 de la tarde, Puerto Príncipe y el sur de Haití fueron sacudidos por un terremoto que en cuestión de segundos mató a 222.570 personas, dejó a un millón trescientos mil sin hogares y provocó daños materiales por 7.900 millones de dólares, el 120% del PIB de Haití del 2009.
La Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), el organismo que administra la ayuda internacional, ha dicho que el terremoto de enero destruyó 105.000 casas en todo el país, 25,000 más de lo que calculó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“La gente no puede regresar si no hay lugar”, dijo a LISTÍN DIARIO Benjamin Krouse, de J/P HRO, la organización humanitaria del actor estadounidense Sean Penn, que desde enero del año pasado se dedica a demoler estructuras destruidas por el sismo y a recoger escombros.
Krouse comentó que J/P HRO, con fondos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y de otros donantes, ya ha derribado sesenta casas en Morne Lazard, entre los siete barrios en los que interviene, y donde ha podido retirar 40,000 toneladas de escombros.
Además, la organización - como hace ahora la mayoría- contrata por diez y quince dólares diarios a las mismas personas que viven en el lugar para retirar los restos del sismo que creó algo de diez millones de metros cúbicos de escombros.
El gobierno haitiano ha identificado a la remoción de escombros y su manejo como una de las principales prioridades para el proceso de recuperación, y según un reciente informe del PNUD, 2.85 millones de metros cúbicos de materiales fueron retirados en el 2010, además de otros 1.25 millones removidos en lo que va de este año.
La tarea se realiza a través del Grupo de Gestión de Residuos, una plataforma de coordinación en la que intervienen el gobierno, la ONU, Estados Unidos y otros actores internacionales y nacionales que trabajan en el manejo de los escombros.
La iniciativa, que se concentró en los barrios, ha permitido la eliminación de unos 650,000 metros cúbicos de escombros combinando el uso de “maquinaria pesada y mano de obra de alta intensidad” para eliminar y reciclar los residuos que quedan en la forma más eficaz y eficiente.
“Tratamos de transformar una situación negativa en una positiva”, dijo a LISTÍN DIARIO Henri-Francois Morand, jefe de unidad del PNUD.
“Buscamos crear empleos sostenibles dentro del proyecto; hay cierto número de mujeres que para nosotros es importante”, agregó el representante del organismo que lleva a cabo tres programas integrales de manejo de escombros en Puerto Príncipe y Léogâne, 29 kilómetros al oeste de la capital (y lugar del epicentro del terremoto del 2010), con un presupuesto total de unos 50 millones de dólares.
A mediados de octubre, la ONU informó que el 50% de los escombros que causó el terremoto habían sido retirados: más del 40% en una operación a gran escala y otro 10% por los propios propietarios de las viviendas y por empresas privadas.
Además, calculó que al menos el 50% de los desechos retirados podía ser reutilizado en la reconstrucción de viviendas, la reparación de carreteras y la mejora de barrios con mano de obra haitiano, igual a las 7,000 personas que capacitó y contrató para retirar los desechos, reciclar el material y para reparar viviendas.
“La vida es ahora como antes del terremoto”, dijo a LISTÍN DIARIO Augustin Frantzi, de 45 años, sentado en una banca de la plaza Saint Pierre, en el corazón de Petion Ville, donde ahora sólo quedan 19 familias de las 526 familias (cerca de 4,000 personas) que vivían en el lugar después del sismo de enero.
Saint Pierre, que tras el desastre se convirtió en uno de los primeros espacios públicos ocupados, es ahora un símbolo de la reconstrucción de Haití.
“Petion Ville dio el ejemplo”, sentenció con orgullo el viernes pasado, en un acto en la plaza a la que asistió el propio presidente Michel Martelly, y la alcaldesa de este municipio de clase media y media alta, Claire Lydie Parent.
“Hoy Petion Ville es un modelo para otras víctimas de otros lugares”, dijo Parent a LISTÍN DIARIO dos días antes en su oficina de la capital haitiana.
La alcaldesa explicó que el municipio, donde el terremoto destruyó entre 300 y 400 casas, se convirtió en albergue de gente proveniente de otros lugares de la capital como Delmas y la zona baja de Puerto Príncipe, debido a la falta de ayuda en sus propias comunidades.
El programa que permitió el desalojo de la plaza Saint Pierre se denominó 16/6 y fue patrocinado por el USAID y por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre otras entidades.
Luc Ondoua, encargado de operaciones de la OIM, explicó a LISTÍN DIARIO que el programa consiste en entregar 500 dólares a propietarios de viviendas para que alquilen sus casas a los damnificados durante un período determinado.
“Las oportunidades existían, pero la gente no tenía dinero para pagar”, dijo Ondoua, aunque advirtió que cuando se acaben los fondos, la situación de los ex ocupantes de la plaza Saint Pierre será responsabilidad del gobierno, igual que de la plaza Boyer, también en Petion Ville, donde otras 651 familias de 750 esperan la misma ayuda.
En el mismo municipio, en el barrio de Nerette, la organización Cáritas de Estados Unidos ha construido albergues provisionales de madera para 800 familias y lleva a cabo un programa de préstamos para pequeños empresarios como Veronique Paul, de 60 años, que compró una máquina de coser que la ayuda a sobrevivir.
En Nerette, recordado por el desplome de una escuela en el 2008 que mató a cerca de 70 niños, Cáritas también paga a personas de la comunidad para realizar labores de reconstrucción, y en la escuela Lea Cocoye, la misma que se desplomó hace cuatro años ahora reconstruida, la organización católica ha levantado letrinas para los cerca de sus cien alumnos.
“Vamos a ayudar a la gente para que regrese a sus lugares de origen”, dijo a LISTÍN DIARIO Bill Gelfeld, jefe de Cáritas en Nerette, con unos 10,000 habitantes, y del proyecto iniciado en este lugar recién en marzo pasado.
A fines de este mes, Cáritas habrá construido un total de 10,710 casas para beneficiar a 53,000 personas en ésta y otras cinco zonas de Puerto Príncipe.
“La gente no quiere perder una pulgada de su terreno”, dijo a LISTÍN DIARIO Brian Planas, ingeniero a cargo de un proyecto de la organización Miyamoto, que trabaja junto a Aram Khachadurian, de CHF Internacional en la construcción de casas permanentes y temporales y en la habilitación de vías en el barrio de Ravine Pintade, en Petion Ville.
El proyecto, que se ejecuta con fondos del USAID, de la Cruz Roja y de la Fundación Panamericana de Desarrollo (PDF), entre otros, ha beneficiado a 600 familias a través de la construcción de 75 casas con estructura de metal de dos pisos además de 200 casas de madera, y la remoción hasta la fecha de 25,000 metros cúbicos de escombros.
CHF también habilita una calle que comunicará a Delmas con la Panamericana, dos avenidas de vital importancia para el desarrollo comercial y para la realización de las actividades cotidianas en la ciudad.
Pero la magnitud del desastre es muy superior a los avances que se han logrado a la fecha en Puerto Príncipe, donde menos del 10% de la ciudad se ha reconstruido y el mejoramiento del catastro público es sólo un ambicioso proyecto.
Además, aún quedan grandes campamentos para damnificados como el Campo de Golf, cerca de Petion Ville, la zona del aeropuerto internacional Toussait Louverture, y Champ de Mars, frente al todavía destruido Palacio Nacional, en los que en conjunto viven más cien mil personas.
“Antes del terremoto habían graves problemas que aumentaron después del terremoto”, dijo Planas, el ingeniero de Miyamoto.